La muerte es lo de menos

Un mundo en el que no hay suficiente espacio cósmico para que dos amantes lloren juntos es un mundo muy difícil. Así es el más allá y hay que conocer sus reglas; de lo contrario uno está perdido. ¿Dónde irán los descartados si el Vaticano suprime el Limbo, único lugar de descarte? ¿Qué debe hacer un grupo de espíritus –mal avenidos pero dependientes– si un obispo se dispone a practicar un exorcismo en toda regla? Nuestros protagonistas enfrentarán éstos y otros desafíos en una obra con posesiones, bautismos en directo, transmigración de almas vivas a almas muertas, desconcertantes episodios de compenetración entre difuntos, técnicas de ocultamiento tan sofisticadas como la invisibilidad selectiva y un controvertido debate clerical sobre la abolición del limbo. No es poco, podemos garantizarlo, y lo peor es que ni siquiera es todo.

La muerte es lo de menos es una de las dos piezas que conformanEl díptico del Más Allá, donde se exploran las dificultosas relaciones entre dos mundos (el Más Allá y el Más Acá), los amores desgraciados (tanto entre vivos como entre difuntos), el comportamiento de ciertas criaturas dignas de lástima y el equilibrio siempre precario entre la felicidad y la pérdida.