La noche justo antes de los bosques

La noche justo antes de los bosques nos ofrece el parlamento de un extranjero que no quiere quedarse solo. Alguien que ha trabajado y vivido entre nosotros durante años pero al que todavía no miramos como igual. No se trata de teatro político, ni de teatro social. Pero se mueven en el espectador los resortes intelectuales y anímicos que llevan a cuestionar ciertas realidades. ¿Por qué un texto escrito hace 20 años es tan potentemente actual ahora? En el montaje que interpreta Pedro Rebollo, se ha renunciado a todo lo que se interponga entre la palabra y el espectador. No música. No escenografía. No espectáculo. Teatro. Alguien pasa y otro mira, que decía Peter Brook.