La benvinguda

Dentro del ciclo El teatro de Josep Maria Miró el autor nos propone dos lecturas dramatizadas de dos obras de teatro que él mismo ha elegido: Desig (1989) de Josep Maria Benet i Jornet y La Benvinguda (2017), de Marco Guevara. Tras La Benvinguda, tendrá lugar una conversación entre Toni Casares, Marc Guevara y Josep Maria Miró.

Sinopsis

Anna, nombre que proviene del hebreo y que significa la ‘misericordiosa’, vuelve de un voluntariado en la frontera de Europa y no lo hace sola. Viene con la Tahiya, que en árabe significa ‘saludo de bienvenida’. Ha sido una decisión de aquí y de ahora. A Xavi, nombre de origen vasco que significa ‘casa nueva’, la situación le coge por sorpresa. La verdad es que Anna y Xavi han tenido muchas conversaciones con la luz apagada de cómo de injusto es lo que está pasando. Acogerán a la Tahiya hasta que puedan resolver su situación legal y ayudarla a ser autosuficiente. Viven en un piso pequeño, que para una pareja bien avenida es suficiente. El día que la Tahiya llega faltan unos meses para que se produzca una situación que sacudirá toda la ciudad, empezando por el piso de Anna y Xavi.

Palabras de Josep Maria Miró

La segunda lectura será La bienvenida (2017) de Marc Guevara. Es su primera obra, aunque anteriormente ya ha escrito algunos textos breves y ha participado en algunas experiencias teatrales. Marc ha pasado por algunos de los cursos y seminarios que se ofertan periódicamente en el Obrador de la Sala Beckett y me parecía interesante visualizar con esta lectura el fruto de un enorme y cada vez más evidente trabajo en este espacio desde un punto de vista pedagógico, promoción e internacionalización de nuestra dramaturgia. Creo que es bueno contarlo y sentirnos orgullosos. Conocí a Marc Guevara en marzo de 2016. Yo impartía el curso Paraula, espai i temps: algunes eines bàsiques per començar a escriure teatre dentro de los cursos de primavera del Obrador. Antes hablaba de mi gusto por las transversalidades y quizá por eso, cuando hago cursos siempre digo, medio en broma: «No hay ningún ingeniero en la sala?». Marc es doctor en ingeniería ambiental y también ingeniero industrial. Un rara avis en este tipo de cursos. No sólo por su procedencia académica y profesional sino también por los mecanismos y caminos por los que decidía investigar en cada uno de los ejercicios planteados. Marc está en el umbral de los 30 años y es alguien preocupado por las contrariedades y contradicciones de nuestro tiempo y posiblemente por eso me siento próximo a su discurso y a su forma de entender el teatro. Leí La benvinguda hará un año. Era una de las primeras versiones. Ha dado vueltas durante este año. Varias vueltas. Es de los que siempre te dice «aún trabajo». Demasiado a menudo me he encontrado textos fruto de la inmediatez y con una cierta precipitación para terminarlo y estrenarlo. Marc, quizá por venir del ámbito de las ciencias y tener un puntal profesional, no es este perfil. No tiene prisa y desprende una extraña y magnética serenidad jovial. Es un ingeniero que lee más teatro que alguna gente de teatro. Es ávido e inquieto. No le gusta que le den nada hecho y, por tanto, también escribe proponiéndole unas premisas al espectador en este sentido. La bienvenida es una obra de hoy. Habla de nuestros fantasmas individuales y colectivos y a mí, personalmente, siempre me han fascinado aquellos autores capaces de mirar a la realidad de frente y poder tratar nuestros miedos y contradicciones, lo que nos hace daño y lo que nos pone en terrenos pantanosos. A mí me gusta que me inquieten y él, que tiene una mirada sobre el mundo, pero al mismo tiempo lo duda, es capaz de trasladarme sus dudas y hacer que sean mías. Y esto es admirable, sobre todo en alguien que empieza. De 2016 hasta ahora, nos hemos ido encontrando y hemos compartido reflexiones e, incluso, textos y dudas. Yo escucho con atención sus observaciones, en una confianza que, uno no sabría decir porque, no otorgo todos. En alguna ocasión le he escrito algún correo electrónico con sólo tres palabras: «Escribe, escribe, escribe». Hoy me hace feliz que leamos La benvinguda en este espacio donde nos conocimos. Me parece que era pertinente que la dirección también fuera, como él, de un nombre joven y prometedor: Mónica Bofill.