El Cafè de la Memòria

Veinte ex alumnos de los dos cursos que impartí en la Sala Beckett las temporadas 2014/15 y 15/16 se animaron, con motivo de la apertura de la nueva sede en Poblenou, a realizar un laboratorio de trabajo. Hablando con Toni Casares y Aina Tur, enseguida salió la idea de dedicar el laboratorio a la memoria del edificio, a hacer que toda la experiencia vivida entre las paredes de la Cooperativa Pau i Justícia no fuera borrada por el tiempo y se incluyera en las actividades de la primera temporada del teatro. Siguiendo la magistral remodelación que los arquitectos Flores y Prats han realizado para convertir la antigua sede de la Cooperativa en la flamante nueva Sala Beckett, sin «perturbar» los restos antiguos del edificio y conservando buena parte de sus detalles, hasta los más pequeños: rótulos, azulejos, maderas, perchas, etc., el laboratorio se quería plantear como una reconciliación con el pasado del edificio, con unos «fantasmas» que, en palabras del propio director de la sala , Toni Casares, «no teníamos que asustar», sino con los que teníamos que convivir y hacer que, incluso, se sintieran reconfortados.

Los veinte intrépidos y maravillosos miembros de este «Laboratori de Peripècies», formado por jóvenes actrices y actores que también son «dramaturgos», es decir, escritores de teatro (a veces esta palabreja lleva a confusión) se encontraron, los días 1, 8 y 15 de octubre de 2016, en lo que antes era el bar de la Cooperativa Pau i Justícia (y ahora una espléndida sala de ensayo) con personas que formaron parte de su historia. Se trataba de hacer entrevistas en profundidad para que cada entrevistado hablara de sus experiencias personales relacionadas con el edificio y con el resto de gente con la que compartieron vivencias, aventuras, trabajo, actividades, etcétera.

Las entrevistas tenían como primer objetivo de estimular a los dramaturgos a escribir textos breves relacionados, inspirados por las vivencias que cada una de las personas les había contado en aquel Café de la Memoria.

Así pues, lo que leeréis son todos los textos que han escrito, con más o menos libertad creativa, los veinte dramaturgos. Cuidado. No todos los textos transcriben con fidelidad absoluta aquellas conversaciones. Cada uno de los miembros del laboratorio se ha dejado llevar por su instinto, por un estímulo creativo diverso y, a veces, subjetivo. A veces, se han respetado los nombres, otros, se han cambiado y se han inventado nuevos. Encontraréis narraciones, pequeños poemas, canciones, obras breves de teatro (eso que ahora llaman «microteatro»). Un poco de todo y variado. Eso sí, todos los escritos han sido inspirados en todo momento por aquellas intensas encontradas en el Cafè, por todo lo que un grupo de gente espléndida, vital, apasionada, entrañable e irrepetible les explicaron.

Es un auténtico motivo de alegría que esta juventud se haya emocionado tanto y se coja este proyecto con la energía, la fuerza y el apasionamiento con que lo están haciendo. El legado de gente que dejó el sudor, su tiempo de trabajo y también de ocio y de pasiones en la Cooperativa, en la escuela, en estas paredes, en este suelo; gente que para nosotros hasta hace cuatro días era anónima y que ahora tienen cara y ojos y nos han prestado su voz y sus sentimientos… no se perderá pues del todo. Que dos y tres generaciones más tarde haya aparecido una gente que recoja aquellas experiencias, se emocionen y las conviertan en arte, a su manera pequeña, sencilla, directa y desinteresada, por amor a la vida y al teatro, es francamente emocionante y alentador.

Queremos agradecer a la Sala Beckett para favorecer este proyecto y muy especialmente a todas las personas, grandísimas y maravillosas personas, que pasaron estos tres días por el Cafè de la Memòria y, por extensión, también a todas aquellas que, aunque no estuvieran , tuvieron algo que ver con este edificio y con su pasado lleno de vida que nunca debería borrarse.

Sergi Belbel