Nessun dorma
Años cincuenta. Una mujer de un barrio humilde de la periferia de Barcelona sale de casa con una cesta. Después de un par de horas de camino, entra en unos laboratorios en la ‘zona alta’ de la ciudad, donde escuchará música clásica y arias operísticas mientras hace su ‘donación voluntaria’. Horas más tarde, en casa, saltaran de alegría al verla llegar con la cesta llena de comida. De las heridas en los brazos, no hablarán. Y así, irán creciendo y viviendo en la precariedad, pero con gratitud por tener un plato en la mesa.
Todo empieza con esta anécdota real de la familia de la autora. Esta es una historia sobre una dramaturga emperrada en hablar de las miserias familiares, hija de una mujer de la limpieza precaria y nieta de una mujer que masticó la miseria. En definitiva, esta historia plantea si una obra de teatro puede ayudar a saldar una deuda. Personal y social, a la vez. Porque la venganza puede ser una licencia poética.